Resumen
El problema de la verosimilitud documental y la distinción entre el cine documental y el cine de ficción son tema de amplísimas discusiones en la teoría y la práctica cinematográficas, polémica en la cual subyace el debate más amplio sobre la historia, las narraciones históricas y la cuestión de la prueba. En el ámbito del documental, tanto si hablamos de registro in situ de los hechos como de fragmentos que recrean una realidad pasada o la refieren mediante el uso de materiales documentales, surgen por lo menos dos interrogantes: ¿el cine documental implica un registro veraz de los hechos?, ¿puede fungir como documento (memoria) del pasado, o es sólo “una/otra ficción” del mismo? En el artículo se analiza el tratamiento de este tema en la película Fraude (1973), de Orson Welles, y las diferentes perspectivas desde las cuales se ha interpretado dicha cuestión. Asimismo, retomando las ideas de Carlo Ginzburg, se explora el modo de inferencia cognoscitiva al que alude el filme y el abordaje en este del problema de la verdad y la falsedad en términos del abanico que comprende lo verdadero, lo falso y lo ficticio.